Entre el Atlántico y el mar Mediterráneo, haciendo de puente entre Europa y África, podemos encontrar Tánger. La ciudad, de aire inclasificable y cosmopolita, no ha perdido el encanto que tenía antaño. Durante el siglo XIX y principios del XX, Tánger fue lugar de inspiración de muchos artistas, que se quedaban en la ciudad fascinados por la magia de su luz. Actualmente, son muchos los que visitan esta ciudad y, cómo no, quedan enamorados.
Para aquellos que decidan hacer parada en Tánger, ofrece una selección de los mejores hoteles y riads dónde poder hospedarse con todo tipo de comodidad. La mayoría a muy bien precio y muy bien situados. Una vez aquí, el visitante podrá disfrutar de la Medina, que combina edificios de estilo europeo con viviendas tradicionales, iglesias (la mayoría cerradas) y mezquitas, y donde se encuentran los principales monumentos que uno debe visitar.
Para aquellos que prefieran unas vacaciones de relax, Tánger es también el sitio ideal. Tanto es así, que la ciudad es y ha sido durante mucho tiempo residencia de veraneantes marroquíes y extranjeros, que iban en busca de tranquilidad. Los fantásticos palacetes, con jardines exuberantes, contrastan con la primera impresión que uno tiene de la Medina.
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