luni, 17 decembrie 2012

Hungria




Si alguna vez has pensado en realizar un viaje a Hungría y te ha faltado convencimiento, en Todosviajes te brindaremos algunas razones por las que debes, al menos una vez en tu vida viajar a Hungría.
Conocer Budapest, la belleza de Viena y la vida nocturna de Praga
Esta es sin dudas una de las principales razones para viajar a Hungría, pero no la única. Budapest es una de las ciudades más hermosas de toda Europa, tiene la belleza de Viena sin la frialdad de la gente y la vida nocturna de Praga con una arquitectura mucho más atractiva. Y para que todo sea aún más perfecto, son casi 3000 kilómetros de longitud bañados por las aguas del Danubio.
Conocer la historia de Hungría a través de sus ciudades
Hungría tiene una de las historias más ricas de Europa, una historia de sufridores y luchadores. Los húngaros han sido conquistados por mongoles, turcos, austriacos y estuvieron bajo el comunismo, todo esto casi sin respiro. Perdieron tras la primera guerra mundial más del 60% de sus territorios y todo esto no ha dejado más que un gran orgullo en el sentimiento húngaro y una heterogeneidad irrepetible en la arquitectura de sus ciudades.
Disfrutar de un café a la altura del italiano o el portugués
En Hungría hay una cultura del café que nada tiene que ver con los países que le rodean. Hay para todos los gustos, para el cafetero de pro, negro, corto y con su milimétrica capa de crema, o para el más goloso con nata montada y chocolate. Pero en cualquiera de los casos disfrutarás de todos y cada uno de los cafés que tomes en Hungría.
Los precios más bajos de Europa
En tu viaje a Hungría podrás descubrir al país más barato de Europa. Con el dinero que gastarías en un fin de semana en Londres, Paris o Roma, podrás pasar tranquilamente una semana en Hungría.
Los contrastes arquitectónicos de Hungría
Hungría vivió durante varias décadas bajo el mando del comunismo y durante varios siglos controlados por los Habsburgo, esto ha influido particularmente en su arquitectura. Tan distinta la una de la otra, no es nada extraño encontrarse una mansión de algún noble Habsburgo pegado a un edificio de cemento comunista. Todo un impacto.



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